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MIS MADRES


El encantamiento del amor, el sacrificio de mis madres los zapatos de charol…
Cada que oigo esta estrofa de Fito pienso en mi, en mis madres.Tengo cuatro. Eran cinco pero la abuelita ya se murió hace rato, en el 97.Cada vez que mi novio me acompaña a algún evento familiar dice que va para donde sus suegras. Eso si que suena chistoso y más raro que mis madres.
Por supuesto que una sola de ellas me parió, no se asusten. Pero todas ellas me criaron. En modos y tiempos diferentes, pero sí, tuve cinco mamás, me quedan cuatro.Me parezco tanto a cada una de ellas que se siente raro estar compuesta de semejante variedad de características heredadas y aprendidas y tener cuatro espejos parlantes.

De Marta Luz, mi mamá, es decir, la mamá mamá, la que tuvo que cargarme en la panza nueve meses, tengo algunos talentos, como el del canto. También soy buena para las manualidades pero no tengo la creatividad y el buen gusto que solía tener ella para diseñar bolsos y ropa; pero sobretodo, no tengo la paciencia que requiere ese asunto de ser artesano. Me hubiera gustado heredar y/o aprender su elegancia y ser igual de bonita, o por lo menos sentirme así porque yo realmente nunca me he sentido taaaannn linda como ella que fue la rompecorazones de la familia y recibió todas las serenatas. Yo soy simplemente linda y hay que confesar que a ratos no he creído ni eso.

Pero ese talento de la música, que supongo traía en los genes de mi madre, me lo cultivó realmente la Tota. Una mamá que legalmente es mi tía (hermana de marta luz como las otras dos). Con la tota canté todas las canciones infantiles posibles, ella me llevaba a coros y clases de música, me llenó de cassetes de la música infantil más bonita y bien hecha. Gracias a ella yo crecí con mucho más que el pájaro carpintero. Además de la música infantil me mostró músicas de otros lados y aprendí a cantar en portugués sin saber que decía.. de hecho, en muchos idiomas solo por repetición de sonidos. Recuerdo haber cantado en hebreo, alemán, portugués e italiano. (Por favor ya no me vayan a pedir semejante hazaña).

A la Mona me parezco tanto que me asusto. Sobre todo porque con ella es con la que menos tiempo viví y con el tiempo he descubierto que me parezco a ella hasta en las alergias y los dolores. Ella se fue de la casa muy joven porque la convivencia familiar era conflictiva. Siempre ha tenido un carácter fuerte y decidido. Yo nunca me sentí tan fuerte pero resulta que repetí parte de su historia y el carácter que creía no tener, salió a flote cuando vi que tendría que dejar de ser la niña mimada de la casa para irme a buscar mi tranquilidad por otro lado. Pero antes de eso ya había aprendido otras cosas de la mona, como su capacidad de juego, de seguir siendo niña. Ella ha sido mi principal cómplice de juegos con los peluches aunque luego las involucré a todas y terminaron hablándole a Jacobo el dromedario felpudo.

De María Eugenia tengo la nobleza, esta que ya raya con la pendejada. Ella es buena, generosa y paciente a un nivel que uno no entiende. Yo soy buena y generosa, pero espero serlo tanto como ella y pues, de la paciencia, si bien la tengo, ¡es tanta la que todavía me falta!. Ella es comprensiva en un grado incomprensible. Yo de verdad no entiendo como una mujer tan diferente a mí, alcanza a entenderme tanto y de una manera tan amorosa. Pero no sólo a mí, a todos. Uno no entiende, de verdad, cómo alcanza a ser tan tolerante y generosa con el perdón. ¿Será que yo si llego hasta allá algún día?.


Las cuatro son unas tesas. Comparten una historia familiar dura, unos hombres en la familia muy difíciles de entender y aguantar. Y sin embargo ninguna se ha refugiado en el papel de víctima de sus tristezas para amargar las vidas ajenas, cada una ha hecho lo mejor que ha podido con el dolor y el amor que han tenido en el las manos.

A mi me gusta decirme que conmigo no sólo hicieron lo mejor que pudieron sino que han hecho un buen trabajo. A mí me tocó la misma familia con los mismos hombres y los mismos dolores y ellas me salvaron a punta de juegos, canciones, peluches y mimos.

De ellas aprendí varios amores, principalmente este amor por otros seres, los que son humanos y los que no, por el campo y la música. De ellas y del abuelo. Pero de él hablamos luego porque és capítulo aparte.
¿Cómo no van a ser entonces, mis cuatro mamás, los amores de mi vida?. Así que, aunque no tenemos la costumbre de hacer grandes celebraciones por días de madres, padres, navidades, cumpleaños, etc. Hoy si es buen día para pensar en ellas y sentirme contenta por tenerlas.